Calendario Azteca
Un proverbio azteca dice que aquél que tiene la habilidad de contar los días, tiene la facultad de hablar con los dioses... y es que aunque ningun pueblo mesoamericano desarrolló un sistema práctico de escritura, la cuenta del tiempo era tan importante para ellos que sus calendarios no sólo fueron altamente sofisticados: los calendarios mesoamericanos son un rasgo cultural que se ha transmitido y perfeccionado de cultura en cultura a lo largo de 35 siglos aproximadamente.
Un buen día a finales del siglo XVIII en la Ciudad de México, durante unos trabajos de remodelación en la Catedral Metropolitana, fue desenterrada una gran piedra circular de casi 4 metros de diámetro por uno de ancho y un peso de 25 toneladas. Rápidamente se le identificó como un calendario de origen azteca, que la gente común empezó a llamar “Calendario Azteca” y los arqueólogos bautizaron como “Piedra del Sol”.
La que se encontró fue creada en para la conmemoración del siglo azteca en 1479, y es una copia de otra que a su vez fue copia de otra. Su nombre nahuatl es Cuauhxicalli que significa “Jícara de Águilas” y era básicamente una piedra donde se practicaban sacrificios. La sangre recogida se servía de alimento a las águilas, quienes supuestamente llevaban el líquido vital hasta el sol para darle fuerza. En el centro está representado el sol con su lengua convertida en pedernal, instrumento con el que los sacerdotes extraían el corazon del sacrificado.
Consta de ocho círculos concénticos, y a partir del sol que está en el centro, se encuentran los 4 puntos cardinales y las 4 estaciones en el segundo; los 20 días del mes en el tercero; en el cuarto se encuentra Quetzalcóatl en su papel de mediador entre los hombres y los dioses; la frontera entre lo divino y lo terreno, el cielo y todo lo que viene de él en el quinto; las estrellas y la luna en el sexto; en el séptimo la guerra, el fuego y los muertos; el octavo representa los límites del mundo visible y el encuentro de la noche y el día.
Los calendarios mesosamericanos son la síntesis de la religión, la ciencia y la política desarrolladas hasta el momento de su creación. El azteca sincroniza habilmente los ciclos de Venus, la Luna, el Sol y otros astros, resultando en dos cuentas independientes. Un calendario de 260 días que se consideraba sagrado, y otro de 360 días más cinco de azueto, considerado como el calendario civil. Los dos calendarios coinciden en la misma fecha cada 52 años, ese día se celebraba la ceremonia del Fuego Nuevo.
El Calendario Azteca, Piedra del Sol o Jícara de Águilas puede ser (literalmente) admirado en la sala dedicada a la Cultura Azteca en el Museo de Antropología de la Ciudad de México.