La Pacificación
Villa, a la cabeza de su División del Norte, y Carranza con su ejército vencieron fácilmente al de Huerta, quién huyó al exilio. Ya en el poder, Carranza no quiso reconocer a la División del Norte como ejército ni a Villa como General por lo que éste se enemistó con aquél. Intentando someter a Villa, Carranza convocó a una convención nacional. Villa rompió relaciones con Carranza y junto con Emiliano Zapata tomó la Cd. de México.
Al reconocer en Carranza un gobernante más 'civilizado', el gobierno de los E.U. Inmediatamente cesó el suministro de armas a los hombres de Villa y prestó ayuda militar a Carranza. Éste, apoyado en el General Obregón, logró desmembrar a la poderosa División del Norte en la Batalla de Celaya. Como resultado del Congreso Nacional, el gobierno de Carranza redactó y promulgó una nueva Constitución en 1917, incluyendo los postulados de orden social de Revolución Mexicana.
Para fortuna y desgracia de Carranza, el General Obregón era un brillante estratega que no reparó en recursos para lograr pacificar al país y no solo logró deshacerse de Villa, también eliminó a Carranza para ocupar el poder en 1920. Obregón se desempeñó cómo un hábil político que creó sindicatos, puso en práctica una ingeniosa política social y sentó las bases institucionales de un partido que a la larga sería sinónimo de gobernabilidad.
En 1924 promovió una reforma constitucional reeleccionista que tuvo consecuencias fatales: Obregón fue asesinado. Le sucedió su Secretario de Gobernación, Plutarco Elías Calles, mediante una elección teatralizada que se volvería costumbre en el partido que crearía en 1929. Entre otras cosas, Calles creó el Banco de México y puso en práctica unas leyes redactadas dentro de la Constitución que limitaban las facultades jurídicas de los religiosos, lo que desencadenó la Guerra Cristera en 1926.
Estas leyes prohibían el culto fuera de los templos y a los sacerdotes les impedía poseer bienes raíces. Calles quería crear una iglesia nacional y romper con el Vaticano. Si bien no lo logró, su posición radical y unas declaraciones anticonstitucionalistas del arzobispo provocaron la ruptura entre el Estado y la Iglesia que estuvo vigente hasta 1992.