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Moctezuma II y los Aztecas

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Motecuhzoma, en la pronunciación nahua original, era llamado Xocoyotzin 'el pequeño' y fue educado como sacerdote. Se dice que era tímido y no quería ser Huey Tlatoani. Cuando fue elegido huyó, pero lo encontraron más tarde barriendo las hojas del templo. Al asumir el cargo ordenó una serie de decretos modificando el protocolo de la corte para evitar el contacto con la gente. Algunos registros lo describen como arrogante y desdeñoso, otros como taciturno e indeciso.

El papel que Moctezuma jugó en la historia es controvertido. Por un lado tenía a los sacerdotes quienes auguraban una inminente caída del imperio, por otro la corte lo instaba a iniciar el combate. Para algunos historiadores su carácter es fundamentalmente cobarde. Como haya sido, su tarea no era nada sencilla: enfrentar a unos completos desconocidos, considerados dioses por si fuera poco. Aún con todo el miedo que pudo haber tenido (¿y quién no?), un día Cortés y Moctezuma se encontraron en la Calzada de Iztapalapa y se dieron la mano como grandes amigos.

Bernal Díaz del Castillo, soldado de Cortés, describe con lujo de detalle el palacio, la corte y la persona de Moctezuma. En todo su relato no se percibe menos que admiración por la exquisitez y majestuosidad de lo que vio. Dice Díaz del Castillo que a Moctezuma no se le debía ver directamente a los ojos y que la cabeza de quién estuviera enfrente debía estar debajo de la suya. Tomaba sus alimentos apartado, detrás de velos, donde cuatro mujeres le servían de hasta 300 platillos, lo que escogiera.

Díaz del Castillo cuenta maravillas acerca del palacio de Moctezuma, como la existencia de jardín botánico y un zoológico donde podían admirarse especies traídas de todo el imperio. También da cuenta de la riqueza de los adornos y las decoraciones, de su gran tamaño y de su emplazamiento en el centro, frente al Templo Mayor.

Pese a lo que se pudiera imaginar, Moctezuma murió humillado a manos de su propia gente, desesperada por la pasividad que mostró ante el saqueo de los españoles. Por el contrario, su prole fue bien recibida en la corte española donde hoy sus descendientes directos llevan el título de los Condes de Miravalle.