La Flor en la Piedra – La Escritura Maya
Cuando los españoles llegaron a la península de Yucatán en el siglo XVI, se encontraron con una población maya que hacía mucho tiempo había visto su esplendor opacarse. Quedaban aldeas casi primitivas y diseminadas principalmente a lo largo de la costa. No fue hasta el siglo XVIII y XIX cuando las antiguas ciudades mayas fueron descubiertas en el interior, bajo el espesor de la selva, para dar testimonio del poderoso brillo que llegó a tener esta gran cultura.
Junto con las majestuosas construcciones, los exploradores europeos también descubrieron un sistema de escritura al que compararon con el egipcio antiguo. De esa manera lo denominaron “jeroglíficos mayas”, aunque no fue hasta mediados del siglo XX que se descubrió que el sistema de escritura maya muy poco tenía que ver con el sistema egipcio, razón por la cual muchos intentos por descifrarlo fracasaron hasta ese momento.
Por lo que se sabe, fue el padre Diego de Landa quién se encargó de destruir muchos códices y libros mayas por considerar sacrílegos los símbolos. Sin embargo, también fue él uno de los primeros que intentó darle a la lengua maya un sistema de escritura a través de un silabario, haciendo corresponder el alfabeto español y la fonética maya. Este sistema, aunque inexacto, fue de mucha ayuda para descifrar los símbolos unos siglos después.
Entre 1952 y 1963 el arqueólogo ruso Yuri Knorozov se avocó a estudiar el legado del padre Landa y llegó a la conclusión de que éste conformó un silabario y no un alfabeto propiamente dicho. Este descubrimiento supuso una mejor comprensión de los símbolos en los templos y edificios antiguos, que en gramática se conocen como logogramas, o sea, más parecido al sistema de escritura japonés o coreano, y para la década de 1980 se habían descifrado muchos escritos.
En gramática, un logograma es la unidad más pequeña de escritura con significado propio, puede representar una frase, una palabra o una sílaba dependiendo de su posición. En el caso maya, el sistema consistía en colocar logogramas por pares, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Dentro de cada logograma la figura principal representa el significado y las menores proporcionan, inflexiones, preposiciones y otros rasgos gramaticales.
Aunque en un principio se pensó que el sistema de escritura maya evolucionó de el sistema olmeca, descubrimientos recientes hacen pensar que fue al revés y que el sistema de escritura maya es el más antiguo y complejo de Mesoamérica.