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Agaves

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Los agaves no sólo son endémicos de esta tierra sino que son parte insustituible de la cultura y el paisaje mexicanos. Los agaves no se usan únicamente para producir bebidas espirituosas. A lo largo de la historia, estas plantas han interactuado con el hombre del altiplano en diversas maneras. Hay evidencias de que algunas especies ya se cultivaban hacia el año 200 a.C., y su uso era tan primordial y extensivo en la epoca prehispánica que se le consideró planta sagrada junto con el maíz.

En nuestros días sigue siendo una planta muy útil con usos múltiples. Sirve como alimento y tiene propiedades medicinales. De su fibra se fabrican telas, algunas especies se utilizan como plantas de ornato y en algunas comunidades aprovechan sus hojas secas, ya rígidas como techumbre.

Las variedades de agave tequilana, agave angustifolia, agave atrovirens Kawr, agave lemannii, agave cochlearis y agave lattisima Jacobii son los que se usan para producir bebidas alcoholicas, entre ellas el tequila, el mezcal y el pulque. Otras variedades como el agave furcroydes o el agave sisal se usan en la producción de telas, hilos y cuerdas.

Generalmente se les conoce como maguey, nombre de origen antillano con el que la planta fue presentada por primera vez a los españoles. Cuando estos llegaron a otras tierras y vieron plantas similares, símplemente aplicaron el mismo nombre. El término agave es el nombre científico, es griego y significa noble. En México los nombres varían: se les conoce como metl en náhuatl, tocamba en purépecha y guada en otomí.

Los agaves forman una extensa familia de plantas con diferencias sustanciales en tamaño, color y hasta forma de reproducirse. Los agaves son plantas suculentas, es decir que almacenan agua; crecen generalmente en climas semisecos sobre suelos arcillosos de origen volcánico. Su crecimiento es lento y alcanzan la madurez entre los 8 y los 10 años. Florecen una sola vez, elevando la flor desde el centro con un largo tallo que puede alcanzar los 10 metros.

Si usted toma un paseo por el interior, adentrándose en la sierra, podrá ver campos enteros dedicados al cultivo de esta planta, pero si se acerca más al poblado de Tequila, verá que el paisaje se torna azuloso. Es aquí donde se desarrolló el proceso de destilado de los jugos fermentados del agave azul, a principios del siglo XVIII, dando origen a la famosa bebida que identifica a todo México.